El pasado 29 de diciembre publicábamos sobre el debate internacional referente al caso de las coreanas esclavizadas en burdeles militares japoneses durante la Segunda Guerra Mundial. Ese debate hoy en día parece haberse cerrado de forma insatisfactoria para las 46 víctimas supervivientes entre más de doscientas mil que fueron forzadas a formar parte de la red de burdeles militares antes y durante la Segunda Guerra Mundial.
En 2015 los gobiernos de Corea del Sur y Japón acordaron indemnizar a las víctimas supervivientes con más de seis millones de euros, además de comprometerse a no tomar decisiones que pudieran perjudicar de alguna manera a la otra parte. Dos años más tarde, la Ministra de Asuntos Exteriores de Corea del Sur anuncia que rehúsa renegociar el acuerdo con Japón sobre las esclavas sexuales. Según ella el gobierno, asignará recursos propios para ayudar a las víctimas a sanar las heridas y recuperar la dignidad en lugar de utilizar los fondos que había contribuido Japón en virtud del acuerdo, y discutirá con Tokio acerca de cómo gastarlos en el futuro.
Según Moon Jae-in, el presidente de Corea del Sur, fue un acuerdo político que excluyó tanto a las propias víctimas como al resto de la ciudadanía. El presidente Moon hizo realizó esta declaración un día después de que un equipo del Ministerio de Exteriores surcoreano, encargado de evaluar el acuerdo, revelara tras cinco meses de trabajo que la administración anterior había mantenido una parte del pacto en secreto, supuestamente para evitar críticas a las concesiones hechas a Tokio. Por su parte, el Japón quiso retirar de las negociaciones el concepto “esclavas sexuales”, así como eliminar del escenario público cualquier forma de homenaje a las víctimas, tales como monumentos, pidiendo a las Naciones Unidas la retirada del Monumento a la Paz que hay frente a la embajada japonesa en Seúl.
Este es un episodio más de horror que empieza a ver la luz pública, en este caso, no se publicaron las primeras imágenes sobre las esclavas sexuales hasta el 2017. Dichas imágenes habían estado ocultas y olvidadas durante 73 años. Además de un video en blanco y negro, que exhibe las condiciones en las que se encontraban las mujeres que eran utilizadas por los soldados del ejército japonés para sus placeres.
De esta forma se cierra un -no- pacto institucional sobre las víctimas coreanas de la II Guerra Mundial que no satisface sus reclamaciones, no solo de indemnización, sino también de reconocimiento y memoria pública sobre el calvario que sufrieron por parte de Japón.
Coordinadora del Metoo University
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