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El estudiante de la mente que ignora el entorno cultural (…) no hace justicia a la naturaleza contextualizada de la actividad mental. Y describir la cultura sin tener en cuenta los límites impuestos por nuestras capacidades mentales es igualmente incapacitante”.

Así resume Jerome Bruner, en su artículo What Psychology should study, la relación existente entre mente y cultura. No se puede entender la cultura o la mente humana sin tener en cuenta las interacciones y los contextos.

Para poder llevar a cabo su estudio, Bruner recurre a un análisis en el que demuestra la estrecha relación entre cultura y mente o, según el artículo, la relación entre lo posible y lo establecido, con ayuda de un taquistoscopio -un dispositivo que varía la duración de la exposición de una pantalla-. En resumen, a diferentes personas se les mostraba durante un muy breve instante, una milésima de segundo, una imagen o una pseudopalabra. Poco a poco, el tiempo de exposición iba aumentando hasta que la persona reconocía lo que se le mostraba. Lo interesante del estudio fue que las personas implicadas casi siempre comentaban que habían visto algo, sin saber si estaban en lo cierto o no.

“Pronto descubrí que mis sujetos, sin importar cuán breve fuera la exposición, casi siempre informaban haber visto algo, aunque a menudo confesaban que solo estaban “adivinando”. Y así demostró que las personas, la mayoría de las veces, se dejaban guiar por meras suposiciones. Lo que veían muchas veces estaba influenciado por estereotipos. Finalmente, cuando las personas pudieron observar la imagen durante más tiempo, hasta les costaba reconocerlas debido a que se habían dejado guiar por las “anteriores conjeturas erróneas”, debido a que no era lo que se esperaban.

Bruner comenta que todo está relacionado con las expectativas y que no se conseguirá nunca entender el comportamiento humano “fuera de contexto”. “Debemos comprender mejor cómo las formas narrativas de una cultura se incorporan a nuestras formas individuales de concebir el mundo, cómo se mantiene una cultura moldeando y gobernando las mentes de aquellos que viven bajo su influencia”. Para ello, claro está, hay que centrarse en la educación y en la manera en la que aprendemos. Es necesario que la educación no se encargue únicamente de transmitir conocimiento, sino que genere habilidades para comprender la riqueza de la diversidad. “La educación no trata solo de dominar el contenido, sino también de obtener una idea de la naturaleza del conocimiento y la comprensión”. Es la única manera para podernos librar de estereotipos y de juzgar antes de conocer; es la única manera de poder relacionar mente y cultura.

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