La Ley de Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, definiendo la violencia de género como la que se da en la pareja o expareja, dejaba fuera de la consideración de sus víctimas a quienes sufrían esa violencia por parte de personas que ni eran ni habían sido sus parejas, Diana Quer o Nagore entre otras muchas. Las feministas que investigamos a nivel internacional sobre el tema tratamos de evitar ese error y trabajamos junto con movimientos sociales contra la violencia machista, reivindicamos que se consideren víctimas a todas las que realmente lo son por parte de su pareja o expareja, o por un ligue ocasional o por un hombre al que no conocían. Por fin, con años de retraso y a pesar de las resistencias de muchas ocurrentes, se ha conseguido que el espectro se amplíe a considerar violencia machista a toda violencia ejercida contra la mujer.
Ángeles Carmona, presidenta del Observatorio contra la Violencia de Género del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) ha declarado en Espejo Público el cambio que se va a producir en contabilizar víctimas como Diana como víctima de violencia machista. Aunque el impulso de este hecho venga por convenios internacionales como el Convenio de Estambul o por el recién aprobado Pacto de Estado contra la Violencia de Género, bien es cierto que muchos movimientos feministas, mujeres y hombres luchando por la igualdad real de todas las personas, han logrado ser esa presión necesaria para que una reivindicación social llegue a influenciar una norma, un pacto de estado y hasta una futura ley.
Carmona también apela a la necesidad de seguir elaborando estadísticas y hacer estudios científicos para poder “poner negro sobre blanco cómo está evolucionando la violencia de género en nuestro país en este sentido más ampliado”.
Otro de los cambios que implica el nuevo Pacto de Estado se refiere a la eliminación de la atenuante de confesión en delitos de violencia de género. Según Ángeles Carmona, el grupo de expertos del CGPJ hace años que propuso eliminar la atenuante de confesión en cuanto a los delitos de violencia de género se refiere; para que el Código Penal no se aplicara a estos casos. El no reconocimiento de este atenuante persigue eliminar el beneficio de la confesión de los hechos que no puede favorecer a los agresores, que en la gran mayoría de los casos se declaran culpables; además de justificar la violencia, jactarse y culpabilizar a la víctima.
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