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Este fin de semana tenemos en cartelera “Una Bolsa de Canicas”, la odisea de dos hermanos de 10 y 12 años para escapar de los nazis. Una historia real escrita treinta años más tarde por el menor de ellos y llena de los mejores sentimientos y valores. La actitud admirable e inteligente del padre y la madre de alejarlos de la familia para que pudieran salvarse la hemos visto en otros muchos casos reales como en el premio nobel de física François Englert. Aunque está recomendada para mayores de 12 años, la están viendo incluso niños y niñas de mucha menor edad que, aunque lloran tanto como sus madres y padres, en muchos casos les gusta y generan conversaciones y aprendizajes importantes; esta película educa en la no violencia a diferencia de muchas de las cosas que menores de 12 años ven hoy en las pantallas.

La astucia y la estrategia para evitar a los nazis están presentes durante los 110 minutos del film. Pero, a la vez, también emergen tintes de humor, lealtad y esperanza que aúnan a los personajes y que quedan reflejados en el guión con frases cargadas de emoción como “te llevaría hasta el fin del mundo si hiciera falta”, “mientras haya esperanza no nos rendiremos” o “si sigues luchando y aprietas la vida en el puño así, saldrás adelante”. Destacan los lugares y la ambientación en la que se encuadra cada experiencia, así como la banda sonora de Armand Amar, también autor de la partitura de “El Concierto”.

Nos hubiera gustado que saliera que los nazis no solo perseguían judíos o miembros de la resistencia sino también a las gitanas y otras personas. También hubiéramos preferido que se reflejara el papel activo que muchas mujeres tuvieron en la lucha contra los nazis. Pero incluyendo esta visión crítica, esta película vale la pena por su calidad cinematográfica y humana. 

 

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Secciones: Culturas

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