Aunque no fue siempre así, Sherezade se reencanta en la actualidad como una nueva forma de mirar el mundo y también la música. Es la narradora principal que dota de sentido a “Las mil y una noches”. Es también, la obra musical más apreciada del compositor Nikola Rimski-Korsakov.
Con el arte de contar historias, Sherezade encadena una tras otra hasta la liberación. Es lo que se entendía por el número transfinito, las mil y una…, “hasta la eternidad”. Actualmente recibe el nombre de Narrativa Enmarcada.
Sherezade supone una contribución feminista a las mujeres. En contra de la idea de la mujer como “tentación engañosa”, Sherezade pone el arte de la seducción en coherencia con sus sentimientos y valores; no busca persuasión y poder sino evitar la muerte a muchas mujeres arriesgando la propia vida. Algunas personas consideran que “negocia”, en cambio, en ningún momento “intercambia” sus ideas profundas, ni mucho menos sus valores.
Jamás flaquea ante la ira, como sí les pasa a los emperadores que combaten el engaño con violencia. Ella, cautelosa, emprende su estrategia y logra pacíficamente acabar con el sufrimiento en Palacio. Tampoco huye tomando el camino “más cómodo” (que su padre le ofrece), su salvación individual, sino que se arriesga para salvar a muchas mujeres. Ella encuentra entre las miles de lecturas que desde temprana edad realizaba, las claves para transformar una sociedad desigual y trabaja, coherente, hasta conseguir el pleno derecho de “amanecer cada día” para ella y para todas las mujeres.
Sherezade es valiente, creativa, divertida, inteligente y perseverante. Es el reflejo de que más allá de la belleza física y el uso instrumental del lenguaje, lo que embriaga al Sultán es el alineamiento real del deseo y el sentimiento sincero por un mundo mejor; el arte de la seducción unida a la solidaridad y la libertad.
La firme creencia de que la historia se escribe a cada paso, unida a la Imaginación Dialógica que entre sus historias define el mundo que desea vivir. Necesitamos imaginar para transformar aquellas cosas que leemos, escribimos, relatamos y hacemos, que van construyendo nuestro imaginario y el de las personas que nos rodean. La belleza de sus sueños, sueños compartidos, dio fuerza y sentido al relato que la salvó.
La historia de esta mujer extraordinaria es un inspirador reflejo de cómo construimos a través del diálogo la atracción a los mejores sentimientos y valores. Ella demuestra que es posible “la revolución social de Palacio” cuando éstos están presentes. Sin ellos, las historias se olvidan o, lo que es peor, nos oprimen.
Con la amistad y las redes de solidaridad que tejemos podemos hacer, si queremos, que su voz resuene en el eco de nuestras almas, luna tras luna; más fuerte e inspiradora, cuantos más bellos sean nuestros sueños.
Sherezade me llevó a encontrar “la melodía”, que ojalá inspire también la de muchas de vosotras.
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