Las empresas siguen inmersas en un mercado que ofrece productos pensados para los hombres, sin tener en cuenta que los roles sociales han cambiado y que las necesidades de las mujeres, junto con su poder adquisitivo, son muy diferentes de las de antaño.
Este es el análisis de la publicitaria australiana Bec Brideson, que apunta que la economía femenina supone un territorio no explorado que generaría beneficios de unos 28 billones de dólares, dos veces las economías emergentes de India y China. Esta especialista en inteligencia de género ha explicado en una entrevista del periódico digital news.com.au que las marcas que están apostando por la creación de nuevos productos diseñados exclusivamente para el uso femenino son las que triunfarán en el futuro.
Brideson sostiene que la forma de comprar y consumir ha cambiado en su totalidad. “El mundo comercial fue construido en una época en que los hombres iban a trabajar y las mujeres se quedaban en casa”, ha explicado. Una realidad que ha quedado atrás para dejar paso a una sociedad donde gran parte de las mujeres tiene un empleo fuera del hogar. Este hecho les permite contar con una autonomía económica sin la necesidad de estar sujetas a un sueldo masculino, pero a la vez también aumenta su trabajo. Los datos muestran que todavía existe una diferencia sustancial entre el tiempo que invierten los hombres y las mujeres en las tareas domésticas, lo que se traduce en un doble trabajo femenino: laboral y reproductivo. Estas son las transformaciones que las empresas deberían analizar, según la experta, con el objetivo de crear productos que solucionen los problemas de las mujeres y se adapten a sus necesidades.
Pero el diseño de estos nuevos productos no significa modificar los antiguos para que tengan un aspecto más atractivo para las mujeres, ni tampoco apostar por elementos que encajen dentro de sectores que siguiendo los estereotipos interesan a las mujeres, como son la moda o el maquillaje. En este sentido Brideson también critica el uso del femvertising -la publicidad que utiliza imágenes y mensajes a favor del empoderamiento femenino- en un contexto donde el mercado no trabaja para entender las necesidades de este colectivo. “Femvertising es donde dicen: ‘es posible que solo vendas champú, pero inténtalo hacer a través de una lente feminista y solidarízate con algún tema que sea importante para las mujeres’, pero en realidad no han cambiado nada'”, apunta la publicitaria y añade que apoyar una causa feminista y alinearla con un producto concreto solo funcionará si es real. Esto es solo el principio, pero estos cambios sociales han empezado a notarse y poco a poco otorgarán a las mujeres un mayor poder de decisión que probablemente acabará forzando a muchas empresas a escoger: feminizarse o morir.
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