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Bystander Intervention es la medida más efectiva para reducir la violencia y el acoso sexual. Green Dot, como ejemplo de esta medida desarrollada en la Universidad de Kentucky, es un programa que forma a los y las estudiantes para detectar e intervenir en la universidad posibles situaciones o comportamientos violentos. Por este motivo, presentamos aquí el artículo de Coker et al. (2016) Multi-College Bystander Intervention Evaluation for Violence Prevention.

La relevancia de este estudio se encuentra en la presentación de la primera evaluación empírica multianual (de 2010 a 2013) de un programa de prevención y superación de la violencia de género en la universidad. Es la primera investigación que demuestra el impacto de los programas basados en bystander intervention (intervención de los testigos) desde que la Ley de 2013 obligase a las universidades estadounidenses a tener medidas para prevenir y reducir la violencia de género.

Para la elaboración de este trabajo, se realizaron en total 7.111 encuestas a estudiantes de primer año de tres universidades públicas. Una de ellas tiene el programa Green Dot desde 2008, mientras que las otras dos universidades no tenían ningún programa al inicio del estudio.

Las conclusiones extraídas de los resultados giran en torno a la significativa reducción de la violencia y el acoso sexual en el campus que desarrolla el programa Green Dot. Uno de los aspectos más destacados es que el aprendizaje adquirido en las formaciones se difunde a través de las y los estudiantes, llegando cada vez a más personas. Por tanto, la transferencia es un criterio de éxito para que la formación sea potencialmente transformadora.

A su vez, este programa resulta una estrategia muy útil para el apoyo incondicional a las personas que sufren acoso sexual en la universidad. Un acto de solidaridad que une a todas y a todos contra el código del silencio. Hablamos de salir de la pasividad y entrar en la acción. Si la mayoría de estudiantes no participan de la violencia, pero sus respuestas implican “no hacer nada”, tenemos un problema porque sí están haciendo algo: apoyar con su silencio la violencia en las universidades. De este modo, el cambio de rol que viven las personas al conocer su responsabilidad de posicionarse al lado de la víctima y de las personas que apoyan a las víctimas, resulta clave para la transformación de las universidades.

De esta manera, cuantas más personas pasen de mirar a actuar, tendremos más espacios seguros, llenos de apoyo, de solidaridad, y, por tanto, libres de toda violencia. A día de hoy, Bystander Intervention es el mecanismo de resolución y prevención más eficaz ya que implica a toda la comunidad universitaria contra la violencia y el acoso sexual.

Si queremos ser cada día más personas las que nos levantemos contra la violencia de género, debemos guiarnos por las evidencias científicas. Así es como más mujeres y hombres, unidas y unidos en la responsabilidad de posicionarse en contra de la violencia y el acoso sexual en las universidades, alzan sus voces para que, con sus corazones valientes y llenos de sentido, nos contagiemos de esta revolución solidaria.

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