Ópera, contra viento y marea
Por primera vez en sus 63 años de historia, la ABAO (Asociación Bilbaína de Amigos de la Ópera) ha decidido representar una obra sin orquesta. La OSE (Orquesta Sinfónica de Euskadi) había decidido ir a la huelga por un conflicto laboral ajeno a la ABAO, con la que tiene tan buena relación que ha hecho los ensayos. A este contratiempo se le suma que el muy admirado bajo-barítono Carlos Chausson está con faringitis. Pues bien, adoptando una actitud muy “bilbaína”, lo que han decidido es: “Pues representamos Don Pasquale con un piano en lugar de la orquesta”.
Ayer, viernes 24 de noviembre, fui una de las muchas que pude disfrutar de ese hecho histórico. Entre la audiencia se veía, todavía con más énfasis que en su época, la diversidad de clases que Virginia Woolf describía en la ópera: “desde señores mayores pasados de moda…hasta los hombres y mujeres en los asientos más baratos”. El paso de las representaciones del Teatro Arriaga al Palacio Euskalduna ha permitido que incluso desde el asiento más barato se tenga una visibilidad total.
Una vez más se demuestra que siempre habrá mujeres que, contra viento y marea, disfrutaremos de la ópera; hemos superado muchas dificultades como cuando, después de que el Papa Inocencio XI prohibiera cantar a las mujeres, se extendiera nuestra sustitución por castrati en el escenario. Siempre ha habido y habrá feministas a las que nos encanta la ópera; ya en 1625 se estrenó la primera ópera compuesta por una mujer y la “marcha de las mujeres” tiene una significativa presencia en la ópera The Boatswain’s Mate, de la compositora Ethel Smith.
Muchas jóvenes músicas no caemos en la trampa de rechazar estas obras de arte por ser caras o tener elementos sexistas (son más caros y sexistas los conciertos de otros tipos de músicas a los que van otras personas). Lejos de intentar excluir a las mujeres de la ópera, intentamos hacerla más igualitaria.