Hoy hace dos años, el 13 de junio del 2016, se lanzó desde algunos medios un linchamiento a las víctimas que se atrevieron a romper el silencio sobre nuestras universidades. ¿Quiénes fueron sus fuentes de las mentiras que presentaron como si fueran informaciones? Veamos el primero de ellos, un abusador de menores. 

Z tenía las clases particulares como cantera de chicas menores a las que acosar. En esta ocasión se ganó primero la confianza la familia de L para poder acosarla con más impunidad, incluso había logrado ser invitado a las reuniones familiares. Los seres queridos de L no se podían ni imaginar lo que le iba a ocurrir ni tampoco podían ni pensarlo una vez ocurrió. En esa situación, la presión de Z sobre L se hizo cada vez más fuerte hasta que logró abusar de ella. Cuando años después L comenzó a participar en un grupo de investigación, Z dejó el suyo para pedir la entrada en ese haciendo valer su currículum en el otro y una competencia en un tema, que entonces era muy escasa. Pronto cayó muy mal por su insistencia en perseguir a muchas chicas no aceptando su no a tener sexo con él, y por un comentario que hizo respecto de una población de la costa tratando a todas sus chicas de p. 

Son muchas y diversas las fuentes que DF ha podido consultar sobre todo este proceso. Ese grupo de investigación inició poco después su abierta ruptura del silencio sobre la violencia de género (VG) en las universidades incluyendo una primera investigación financiada por el Instituto de la Mujer del gobierno español y otra por el Institut Català de les Dones. En el proceso de preparación de las que serían esas investigaciones, L explicó a dos feministas del grupo de mujeres lo que Z le había hecho cuando era menor y lo molesta que se encontraba con él. Z no quiso dar su versión, se marchó del grupo y fue rápidamente a explicar a la familia de L que ella se había metido en una secta y que no creyeran nada de lo que les dijera porque la habían manipulado psicológicamente. La familia quiso saber la verdad y L les dio todo tipo de detalles hasta que Z no lo pudo negar y fue expulsado de la familia. A partir de entonces la madre (y otros miembros de la familia de L) fue una gran defensora del grupo de investigación que había apoyado a su hija. No pudieron denunciar porque, desgraciadamente, esos delitos prescriben, entonces y ahora, en la legislación española, aunque hay un creciente movimiento para que no prescriban.

Al principio la calumnia de Z tuvo muy poca difusión, pero él se empeñó en aliarse con cualquiera para lograr hacer el mayor daño posible. Sin embargo, el avance de la ruptura del silencio sobre la VG fue uniendo a esa campaña a otros acosadores y a sus cómplices. Desde entonces, un número creciente de individuos colaboraron con este abusador de menores llamando también secta a ese grupo de investigación, considerado internacionalmente como uno de los más abiertos, democráticos y transparentes.

* Este artículo forma parte de Omertá en la Universidad, una serie de publicaciones que abordan la férrea ley del silencio que se ha generado en algunas universidades en torno al acoso sexual. 

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