El pasado 21 de mayo se celebró el Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo, declarado así por las Naciones Unidas desde 2002. Se trata de transmitir el valor del encuentro de las diversas culturas que conviven en todas las partes del mundo, para lograr cohesión social, fomentar un desarrollo sostenible y generar caminos para la paz. 

El hecho de declarar un día concreto del año Día Internacional supone un reconocimiento oficial a una cuestión de valor para la igualdad, la solidaridad, la paz en todos los países. Se trata de realizar acciones que sensibilicen a la opinión pública para que se reclamen acciones y medidas a los gobiernos y estados.

En el caso de la diversidad cultural, se hace necesario trabajar desde dos tipos de diálogo: el intercultural y el interreligioso. El primero se basa en la comprensión, el respeto y el reconocimiento a todos los grupos culturales por igual. El segundo, el diálogo interreligioso, se enmarca dentro del primero y pretende fomentar el conocimiento de las diferentes tradiciones espirituales y las culturas. Ambos diálogos contribuyen a desligar las diferencias culturales y religiosas de las causas principales de los conflictos que se dan en muchas partes del mundo y a favorecer un pluralismo cultural que resalte los valores y principios que conducen al acercamiento, logrando así la reconciliación entre los pueblos y la paz en las naciones.

Un ejemplo lo encontramos en Brasil. En septiembre del año pasado, miles de personas de todos los credos y culturas se unieron en una marcha contra la intolerancia religiosa en Río de Janeiro denunciando la intolerancia y las restricciones de su gobierno a la libertad de expresión de cualquier creencia.

En España se están llevando a cabo desde hace tiempo iniciativas e investigaciones relacionadas con el diálogo intercultural e interreligioso como herramienta para reducir conflictos. Entre ellas, las Tertulias Literarias Dialógicas como Herramienta Educativa en la Prevención del Conflicto Intercultural e Interreligioso, de Eduard Mondéjar y Beatriz Villarejo, donde se presenta el impacto social de esta Actuación Educativa de Éxito (AEE) para la superación del prejuicio tanto en su dimensión racional como específicamente en su dimensión emocional.

En un mundo como el que vivimos, es urgente y necesario superar la división entre culturas para lograr la paz, enriqueciéndonos los unos a los otros.  

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