Yolanda García es portavoz de la asociación Las Kellys, en el grupo territorial de Benidorm, uno de los sectores hoteleros destacado en la externalización de los servicios. Esta asociación, constituida oficialmente en octubre de 2016 tiene el propósito de visibilizar la precariedad laboral de las mujeres que trabajan como camareras de piso, así como mejorar su calidad de vida. El pasado 5 de abril Mariano Rajoy recibía en la Moncloa a cinco de sus representantes con la intención de conocer las medidas propuestas.
Yolanda, ¿cuáles son las principales causas que impulsaron este movimiento asociativo?
El trabajo de camarera de piso lleva muchos años siendo un trabajo muy duro, pero en el año 2012, con la reforma laboral, se abrieron las puertas a la externalización de trabajos a empresas multiservicio. Estas empresas no están obligadas a respetar los convenios establecidos en hostelería, aplican los suyos propios, por lo que pasamos de ser camareras de piso a ser peones de limpieza o limpiadoras, que no tiene nada que ver con nuestra categoría profesional y nuestro grupo de cotización a la seguridad social. Las jornadas laborales completas, en muchos casos pasaron a ser parciales, de seis horas, es decir, con la misma cantidad de trabajo, de cobrar 1100 o 1200 euros pasamos a cobrar 700 u 800. Muchos contratos han pasado a ser de obra y servicio siendo un trabajo que se tiene que cubrir los 365 días del año, no se cobran los festivos…
Y a ti, ¿qué te lleva a formar parte de esta asociación?
La idea, por mi parte, surgió desde el principio de conocer a la Asociación Las Kellys, me pareció que era precisamente lo que yo llevaba esperando hace años, la organización de las propias trabajadoras sin esperar que nadie viniera a decirte qué tienes que hacer o qué puedes decir. Contacté con las compañeras de Barcelona, las primeras, y decidí intentar que en Benidorm surgieran camareras de pisos que quisieran organizarse y empezar a hablar de la situación laboral de la Costa Blanca y así fue como se hizo. Se puso un anuncio a través de las redes sociales y acudieron ese día más de 25 camareras de pisos con muchas ganas de hablar, de desahogarse, de contar sus experiencias y cambiar esta situación.
En unas condiciones de trabajo precarias, la protesta y asociación necesitan de una valentía y fortaleza enorme. Para el movimiento feminista sois un ejemplo. ¿Qué os hace sacar esa fuerza?
Pues creo que esta fuerza la sacamos del propio hartazgo a la situación que vivimos. El sentirnos invisibles como trabajadoras y muchas veces menospreciadas en nuestro trabajo nos ha hecho más fuertes a la hora de decir basta como mujeres. Y esa misma sensación, al unirnos, ha hecho que esa invisibilidad estalle en mil voces y vivencias, pero, sobre todo, el escucharnos y apoyarnos entre nosotras, ya no somos una mujer sola ante una situación de injusticia, sino muchas compañeras que les ocurre lo mismo, hemos pasado de lo individual a lo colectivo.
¿Cuáles son vuestras principales reivindicaciones?
Una de nuestras principales reivindicaciones es la reforma del artículo 42.1 del Estatuto de los Trabajadores, incorporando a la misma la Ley Kelly para impedir la cesión ilegal de trabajadoras y prohibiendo la externalización de trabajos que forman parte de la parte estructural de la propia empresa: los hoteles venden habitaciones limpias. Pero también son muy importantes las reivindicaciones relacionadas con nuestra salud como que se hagan estudios ergonómicos reales, el reconocimiento de las enfermedades profesionales que padecemos provocadas por nuestro trabajo, así como la jubilación anticipada. Y para esto es necesario que se realicen más inspecciones laborales de forma aleatoria para controlar los ritmos de trabajo, así como la condición de estos, es decir, que se cumpla la Ley de prevención de riesgos laborales. La vinculación de la categoría de los hoteles a la calidad del trabajo que generan es otro de los aspectos que pedimos.
Os hemos escuchado denunciando violencia laboral. ¿Qué es lo más preocupante relacionado con este tema? y ¿qué medidas pensáis que pueden transformar esta situación?
Violencia laboral es cobrar 700 euros, es no tener días libres o no cobrar las horas extras, violencia laboral es el trato denigrante que reciben muchas compañeras, es enfermar por la carga de trabajo y ser despedidas por ello. Nuestras reivindicaciones buscan transformar esta situación y sobre todo ser tratadas con dignidad, ya que no por el hecho de ser un colectivo feminizado y dedicarnos al sector de la limpieza somos menos que nadie, menos que cualquier compañero de otro departamento del hotel, deben considerarnos como profesionales.
Habéis conseguido visibilizar una injusticia laboral llevando vuestras reivindicaciones al congreso y al parlamento europeo, pero… ¿cuál ha sido el papel de los sindicatos?
El papel de los sindicatos mayoritarios, que son los que copan la hostelería en nuestro caso, ha sido nulo. Dentro de los hoteles los comités de empresa no funcionan como deberían, en nuestra zona casi ninguna eventual puede librar los dos días de convenio y los delegados sindicales no dicen nada, lo dejan pasar como muchas cosas. Con respecto a sindicatos más pequeños, en nuestro caso CGT nos presta su local para reuniones de manera autónoma, no están en nuestras asambleas y nos ayudan a la hora de fotocopias y pancartas, también nos apoyan en las concentraciones de manera personal sin sacar sus banderas. Ninguna compañera de la Asociación ha podido sentarse en ninguna mesa de negociación ya que no somos un sindicato, casi siempre en estas mesas están UGT y CC.OO.
¿Qué podemos hacer las demás personas para apoyar esta lucha? (o ¿cómo podemos, cuando buscamos un hotel, saber si respetan vuestros derechos?) ¿Qué podría hacer la administración?
Primero, no hospedarse donde externalicen a las trabajadoras pues eso viene ligado a la pérdida de derechos. Esa información seguramente no nos la darán en el hotel, pero prácticamente todas las multinacionales, las grandes cadenas, están externalizadas.
También se puede escribir en las páginas de opinión de los hoteles, preguntar si respetan los derechos de los trabajadores o si el servicio de limpieza está externalizado. También se pueden comentar cosas en las redes sociales del hotel. Sí hay hoteles que respetan los derechos, aunque son muy pocos, ya que, si hablamos de nuestra zona, la Costa Blanca, la sobrecarga laboral se da casi en todos los hoteles. La administración podría dotar a la inspección laboral de más medios para vigilar que se cumplan los derechos de los trabajadores y controlen unos ritmos de trabajo que nos está enfermando.
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