¿Las voces de todas las mujeres está representadas en el movimiento feminista? A esta pregunta Araceli Angulo responde que todas las luchas de las mujeres en diferentes partes del mundo son feministas. Sin embargo, Ascensión Carmona Reche plantea la necesidad de incluir  las voces de las mujeres sin titulación académica en espacios de toma de decisión en temas feministas.

Araceli Angulo



Diversidad feminista

La Real Academia de la Lengua de España (RAE) define el feminismo como: “Principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre” y como “Movimiento que lucha por la realización efectiva en todos los órdenes del feminismo”

Desde esa perspectiva, cualquier movimiento en cualquier parte del mundo que busque reivindicar alguna injusticia o desigualdad cometida contra las mujeres se podría y se debería denominar reivindicación feminista.

Las mujeres del Amazonas que se convierten en “lideresas” de sus poblaciones para pelear por temas de justicia social o de desarrollo sostenible son feministas, a pesar de sus dificultades y de ser conscientes de que son “raras avis”.

Las mujeres de México que viven los feminicidios de cerca, que salen a protestar, que se organizan e incluso se arriesgan a ser alcaldesas, con el riesgo de que, en algunos casos, las maten, son feministas.

Las mujeres que en la India salen a rechazar las violaciones a mujeres en transportes o lugares públicos y que reivindican trasportes separados son feministas.

Pero también son feministas las actrices que denuncian acosos y violaciones en el mundo del cine y que han puesto de moda la campaña “me too”.

El movimiento feminista nació en el S. XIX para luchar por el derecho a decidir y a favor del sufragio universal, y surgió entre las mujeres blancas, cultas y de clase media y alta. Pero curiosamente, algunas mujeres americanas que se consideraban a sí mismas como feministas no siempre estuvieron de acuerdo con los movimientos abolicionistas y con el derecho de las mujeres negras a votar.

En España, en los años 60 y 70 del siglo pasado, la lucha feminista se concentró en el derecho a la anticoncepción y al aborto. El lema “nosotras parimos, nosotras decidimos” estaba en todas las manifestaciones.

Todos estos ejemplos, y muchos otros que podríamos citar, muestran, desde mi punto de vista, que el FEMINISMO, con mayúsculas, sí representa a todas las mujeres en distintos momentos, distintas culturas, distintas necesidades. Ahora bien, también pienso que un tipo de feminismo asociado a los países desarrollados que pone el ojo en problemas específicos y no en otros (porque para la sociedad occidental son invisibles) puede que no represente a todas las mujeres. Como dice María Castejón en eldiario.es: “El feminismo está de moda, pero no a todas mola” y en ese sentido coincido con ella en que no deberíamos dividir el mundo en feministas y no feministas, ni demonizar a las mujeres que no se definen como tales.

Tal vez el futuro del feminismo va hacia el Feminismo del 99%, que propone Selma James, estandarte mundial de la lucha feminista. Un feminismo incluyente que lidere todas las reivindicaciones de las mujeres según sus contextos y sus realidades

Ascensión Carmona Reche



La inclusión de las mujeres no académicas

Las mujeres feministas somos muy diversas. Entre ellas hay personas que tienen formación académica y otras que hemos adquirido una inteligencia cultural muy amplia a lo largo de nuestras vidas. Todas nosotras hemos ido contribuyendo a disminuir la desigualdad entre hombres y mujeres, ya sea desde un movimiento vecinal como desde un congreso internacional. 

No obstante, a lo largo de la historia a las mujeres sin estudios no se nos ha tenido en cuenta en la mayoría de debates y espacios de toma de decisión de índole feminista. Un ejemplo de esta actitud fue cuando Victoria Kent se opuso a que la mujer, por razones de falta de formación, pudiera votar. Otro ejemplo fue en el Primer Congreso de Mujeres de Barcelona donde los temas que se trataron fueron trabajados previamente por mujeres sin título académico, pero a la hora de exponerlo no había nadie de nosotras y fueron las académicas las que expusieron. Este trato diferente entre feministas académicas y no académicas ha estado muy latente a lo largo de nuestra historia.

Conscientes de esta situación mujeres no académicas, junto algunas mujeres académicas que nos apoyaban, hemos luchado para que se escucharan nuestras voces dentro de esos espacios de decisión en los que no estábamos representadas. Hemos desarrollado muchas acciones, desde debates hasta la creación de un manifiesto para la inclusión de las voces de todas las mujeres por un mundo sin desigualdades de género. Todo ello nos ha llevado a compartir nuestras experiencias con Judith Butler o Lidia Puigvert, dos grandes feministas reconocidas a nivel internacional.

Aún nos queda camino para conseguir la inclusión de más mujeres sin titulaciones académicas dentro de esos espacios tan importantes para el feminismo y ser conscientes de que todas defendemos lo mismo la desigualdad entre hombre y mujeres, ya sea en lo económico, en los puestos de responsabilidad en los trabajos, en la familia, etc. y luchamos por acabar con la violencia de género. Así que cada una desde su posición social sabe reivindicar sus derechos (otra cosa es que lo consiga) y que cada vez más luchamos para conseguirlo.

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